Orígenes del vello corporal
El vello corporal es mucho más de lo que percibimos al exterior de nuestro propio cuerpo y el de quienes nos rodean. La verdadera acción ocurre debajo de la superficie de la piel o epidermis, donde las células dentro de los folículos pilosos se dividen y multiplican, y a medida que se llena el espacio dentro del folículo, éste empuja hacia afuera las células más viejas. Después de que esas células más viejas se endurecen y salen del folículo, forman el tallo del vello. El eje se compone principalmente de tejido muerto y una proteína llamada queratina.
Pero, el vello no crece indefinidamente en el cuerpo humano. Cada pelo pasa por fases activas y de reposo. El proceso de división celular que aumenta la longitud del vello es la fase activa o anágena. La fase anágena continúa durante un período que depende del tipo de vello corporal, luego se ralentiza para pasar a la fase de reposo o telógena.
Como el vello está compuesto de materia muerta, se cae durante la fase telógena. Estas duraciones variables de crecimiento explican por qué el cabello de la cabeza crece más que el vello de los brazos. La fase anágena del vello corporal suele durar solo unos meses, mientras que la fase del cuero cabelludo dura algunos años.
Las diferencias en las fases de crecimiento, el tamaño del folículo piloso y la densidad del tallo también definen los diferentes tipos de vello corporal humano. En el útero, los fetos están cubiertos de pequeños vellos llamados lanugo. Poco después del nacimiento, a los bebés les crece vello fino y sin pigmentación en todo el cuerpo. Cuando llega la pubertad, dan paso a vellos terminales más gruesos en lugares como las axilas y los genitales. Los vellos más largos y gruesos del cuero cabelludo, las cejas y las pestañas también son terminales.
En comparación con la mayoría de los mamíferos, los humanos somos relativamente calvos. Pero, ¿Cómo durante el curso de la evolución humana los humanos nos despojamos de los gruesos abrigos de vello que nos hacían similares a los primates? En algún momento, el vello grueso debe haberse convertido más en una carga que en un activo, y los científicos han determinado una serie de posibles respuestas sobre cómo sucedió eso.
Una de las teorías más aceptadas propone que el hombre primitivo era un mono que habitaba en el agua, y que tener menos vello se adaptaba mejor a su entorno acuoso. Otra, lo explica como una adaptación para evitar la propagación de parásitos, los cuales prosperan en pelajes gruesos. Y otros cuantos apuntan al hito del bipedalismo que ocurrió hace unos dos millones de años. Al pararse erguidos en lugar de a cuatro patas, los humanos empezaron a exponer sólo un tercio de sus cuerpos a la luz solar directa; con esa postura, una cubierta de piel completa no sería necesaria para protegerse del sol.
Cualquiera que haya sido el desencadenante evolutivo, la suma de esas adaptaciones ha dejado a los humanos con patrones esporádicos de vello corporal que se limitan principalmente a las zonas genitales, axilas, piernas y brazos, aunque algunas personas pueden tenerlo también en la espalda y, en el caso de los varones, en el pecho.
La mayoría de los adultos tienen alrededor de 5 millones de pelos en todo el cuerpo. Es un número bastante elevado, pero la estructura fina y corta del vello facilita la respuesta de enfriamiento del sudor, contribuyendo a una termorregulación exitosa del cuerpo.
Viajando desde la cabeza hasta la cara, te encuentras con la primera gran diferencia en la cobertura del cabello entre los géneros. Los hombres tienen vello facial y vello en el pecho más grueso, gracias a las hormonas en sus cuerpos llamadas andrógenos. La raíz de esta disparidad de género tiene que ver con la selección natural. A medida que los humanos evolucionaron, la cantidad total de vello corporal humano disminuyó. Cuando eso sucedió, los humanos con menos vello corporal probablemente se volvieron más capaces de sobrevivir, lo que, a su vez, lo convirtió en un rasgo deseable. Los machos tenían más poder en la selección de parejas que las hembras, lo que puede haber llevado a las mujeres a ser más lampiñas.
El vello corporal también puede desempeñar un papel en la atracción sexual. En un nivel superficial, algunas personas pueden preferir parejas con mechones largos, cortos o rizados en la cabeza. Biológicamente, las áreas de vello más grueso en las axilas y los genitales probablemente estén relacionadas con la selección sexual. Ambas áreas son sitios de órganos que liberan olores llamados glándulas apocrinas. Los químicos olorosos que emiten las glándulas son exclusivos de cada persona y pueden ayudar a atraer a miembros del sexo opuesto, como las feromonas en otros animales. El vello en esas áreas atrapa y amplifica esos olores, como altavoces que amplifican el canto de sirena química de atracción de cada cuerpo.
Pero si la producción de sustancias químicas no es suficiente para atraer a tu persona especial, siempre puedes sorprenderla con un nuevo corte de cabello, y, ¿Por qué no? Utiliza la cera española para deshacerte de los vellos indeseables y lucir como la chica de sus sueños.